EPÍGRAFE DE AGOSTO

En estas impresiones sin nexo ni deseo de nexo, narro con indiferencia mi autobiografía sin hechos, mi historia sin vida. Son mis confesiones y si en ellas nada digo, es porque en ellas nada tengo que decir.
-Fernando Pessoa (Bernardo Soares), El Libro del Desasosiego

domingo, 19 de agosto de 2068

Those were the days


Veo con la enfermera Children of men (la original de Cuarón, no el remake que salió hace tres años de Michelle Stiderc). Llegamos a esas secuencias larguísimas y me emociono como cuando tenía 25 años:
Theo Faron se oculta en el interior de un camión lleno de inmigrantes y una ráfaga de ametralladora entra destrozando los cristales y deja una salpicadura de sangre sobre la pantalla.
La enfermera ríe; dice que el cine “de antes” era tan malo, que pasaban por alto ese tipo de errores. Me indigno. Hago pausas de tres segundos para respirar entre cada oración, trato de que mi voz suene autoritaria y le explico que está hecho así a propósito. –Es como si la sangre salpicara en los ojos del espectador –le digo–.
Vuelve a reír y me habla como si hablara con un niño que no entiende. –Si a mí me salpicara sangre en los ojos los cerraría.
Respiro hondo y le pido que ponga pausa a la película para ir al baño. Ella hace ademán de levantarse para ayudarme pero la fulmino con la mirada y se detiene. Hago acopio de toda la fuerza que tengo y logro levantarme de la cama con dignidad.
Doy pasos cortos hasta que consigo salir del cuarto. Ya en el baño, apoyo las manos en las esquinas del lavabo y recupero el aliento.
Abro la ventana muy despacio para que no rechinen los goznes y enciendo un cigarro. Toso. La enfermera pregunta desde la habitación si todo está bien. Contesto que sí y saco la cabeza por la ventana.
Ahora soy el viejo de la pantalla y no Clive Owen.

1 comentario:

Débora Hadaza dijo...

te extrañaba, ruco amargado pero sabio del 2068...

mmmta la verdad no me gustaría sobrevivir para esa fecha por nada del mundo.

me gustó