EPÍGRAFE DE AGOSTO

En estas impresiones sin nexo ni deseo de nexo, narro con indiferencia mi autobiografía sin hechos, mi historia sin vida. Son mis confesiones y si en ellas nada digo, es porque en ellas nada tengo que decir.
-Fernando Pessoa (Bernardo Soares), El Libro del Desasosiego

martes, 24 de julio de 2068

MARMOL ROSA


Hace unas horas vino un estudiante de periodismo para hablar del homenaje que está organizando Almadía con motivo del cuadragésimo quinto aniversario luctuoso de Jorge Posada.
El reportero en ciernes no rebasa los veintitrés años.
Le digo lo que a todos los que me preguntan sobre Posada: Él se reiría si supiera que lo van homenajear en Bellas Artes.
Mas aún, en el nuevo, sin murales de Siqueiros y Rivera.
–Cuando Díaz mandó construir el palacio –digo–, este iba a ser de mármol rosa, pero el barco que traía el cargamento desde Italia se hundió en el camino y al final tuvo que ser blanco.
El muchacho me mira sin decir nada.
–Es por eso –continúo– que cuando lo reconstruyeron después del terremoto del cuarenta y cuatro, lo hicieron con mármol rosa, cómo estaba pensado originalmente.
Mañana este estudiante de periodismo le contará a sus compañeros de la facultad que entrevistó a Anuar Zúñiga Naime y que al pobre viejo ya se le va el pedo.
Para que no se vaya con las manos vacías, le digo que el verdadero homenaje a Jorge Posada está en los vagones del metro donde aparecen pintas con frases de sus poemas, en los cientos de blogs escritos por estudiantes de preparatoria que hablan de él y su obra, no en las instituciones que le dieron la espalda durante su vida.
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Mendigarle fuerzas al cuerpo para que me levante de la taza del baño.
La enfermera toca la puerta. –¿Está usted bien? En realidad lo que está preguntando es ¿Está usted muerto? o ¿Necesita usted ayuda para limpiarse el culo?
Quiero responder no, a las tres preguntas: no, no estoy bien; no estoy muerto (lo que explica perfectamente porque no estoy bien), y no, no necesito ayuda para limpiarme el culo. I’m not quite there.
No digo nada. Ella espera al otro lado de la puerta, vuelve a golpear con los nudillos.

2 comentarios:

Francisco dijo...

Recoge el espiritu de suicidia. De una suicidia que cambió mucho, más las historias, los nudos y sensaciones permanecen.

Ya no soy yo. dijo...

Gracias regalarme la oportunidad de leer algo que seguramente la -intuida- brevedad de mi vida no me dará el gusto de hacer...

Qué gusto... que aunque a veces necesita ayuda para limpiarse el culo, sigue dando guerra.